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viernes, 31 de mayo de 2013

La isla de Alcatraz


Gruesas paredes con refuerzos de acero, barrotes redondeados del mismo metal a prueba de sierras, ventanas inmunes a las balas y demás mecanismos disuasorios de seguridad. "La esencia de Alcatraz es constituir una prisión de máxima seguridad, con privilegios mínimos", explicó a la prensa el alcaide James A. Johnston el día de la inaguración. No en vano, la prisión debía contener a los gánsters más peligrosos y a los matones más sanguinarios del país. Sin embargo, el tiempo y la Historia han demostrado que la isla de Alcatraz no estaba hecha para los humanos, sino para las aves.
La isla de Alcatraz se halla en medio de la bahía de San Francisco, bañada por aguas del Pacífico. Durante siglos, la bahía permaneció oculta a los ojos de los lobos de mar, que pasaron por delante con sus carabelas sin siquiera percatarse del lugar. En 1848, un carpintero divisó en el fondo de un río el intenso resplandor de unas pepitas de oro. En pocos meses se desencadenó la fiebre del oro, con familias de medio mundo viajando atropelladamente hacia California. La población de San Francisco pasó de 400 habitantes a 30.000 en sólo un año. La isla de Alcatraz era conocida por su excelente posición estratégica, por lo que se inició la construcción de una fortaleza militar para prevenir la entrada de naves enemigas y proteger la ciudad.
Pero avancemos unos años en la Historia y situémosnos en pleno siglo XX. En la época de la Ley Seca (1919-1933) el crímen organizado alcanzó su punto álgido, con un sinnúmero de gánsters y contrabandistas pululando por el país. Tras el crack de 1929, la depresión de los años 30 hizo a los pobres aún más miserables, y muchos no dudaron en empuñar su escopeta. Hacia falta mano dura y poner a los criminales a buen recaudo...
Así, en 1933, Alcatraz pasó a manos del Departamento de Justicia, que instaló en ella una prisión federal. "Si gánsters como Al Capone simbolizan la rebeldía de la nación, entonces Alcatraz sería el símbolo nacional a la hora de castigar a los rebeldes", explicó Esslinger.
James A. Johston fue nombrado el primer alcaide de Alcatraz, cargo que ejerció desde 1934 hasta 1948. Creía firmemente en la posibilidad de reformar a los presos mediante el trabajo y una férrea disciplina, para su posterior reinsercción en la sociedad. También abolió una serie de medidas que consideraba denigrantes para los presos, como vestir los clásicos uniformes a rayas, o portar grilletes. Sin embargo, Johnston era una persona severa y estricta, que no se fiaba un pelo de los criminales. Un tren que atravesaba el país conducía a los prisioneros desde otras penitenciarias federales hasta Alcatraz.
Los primeros grupos de prisioneros que fueron llevados a la isla (entre los que se encontraban tipos duros como Al Capone, Doc Barker, o George "Machine Gun" Kelly) ni siquiera se apeaban del tren al llegar al fin del trayecto; los vagones eran remolcados sobre una barcaza y transportados a la isla. Los presos que cometían graves infracciones de las normas internas eran confinados en la Strip Cell, conocida también como "Oriental". Era una celda infame, fría y completamente oscura, con un simple agujero en el suelo para aliviar sus necesidades. El recluso yacía desnudo y recibía la comida (una dieta restringida) a través de un hueco en la puerta.
Muchos de los reclusos confinados en Alcatraz arrastraban sentencias de por vida. Por tanto, era necesario matar el tiempo de alguna manera: tocando la guitarra (sin silbar o cantar, que estaba terminantemente prohibido), escribiendo cartas (que posteriormente serian revisadas y censuradas) y, sobre todo, leyendo. Las obras de filósofos como Kant, Schopenhauer o Hegel y los libros de matemáticas avanzada y física tenían mucho tirón etre los prisioneros. Curiosamente, durante el tiempo que Al Capone estuvo recluido en Alcatraz, cumplió con la tarea de repartir libros entre los otros internos, empujando un carrito por los pasillos...
Al Capone fue, sin duda, el prisionero más famoso de Alcatraz. Llegó a la isla en 1934, siendo aún un mafioso temido. Sin embargo, cuando abandonó la prisión cuatro años después su estado mental había sufrido un enorme deterioro: retirado en su celda, hablaba solo y se comportaba de un modo extraño. Capone había comenzado a mostrar los primeros síntomas de una sífilis que debió de contraer siendo aún joven. Está documentado que en Alcatraz intentó manejar los asuntos de otros presos, pero no tuvo éxito, y su contacto con el exterior estaba estrictamente censurado.
Otro de los grandes conocidos de la prisión tuvo un perfil muy diferente: Robert Franklin Stroud, "el hombre pájaro" de Alcatraz. Durante su encierro previo en Kansas - nos cuenta su biógrafo Thomas E. Gaddis - encontró un pequeño gorrión en el patio de la cárcel y se lo llevó cuidadosamente a su celda para alimentarlo. Colocó un calcetín sobre la bombilla y depositó el gorrión en el interior, al que nutría con cucarachas. Poco a poco comenzó a criar una ingente cantidad de canarios y pasar horas estudíándolos y anotando las observaciones. Llegó a escribir dos libros sobre las enfermedades de los pájaros...
Hasta catorce intentos de fuga se produjeron en "La Roca". ¿Logró algún preso sortear sus peligros? Según datos oficiales, no (algo obvio). Sin embargo, continua siendo un misterio si alguno de los fugitivos que alcanzó el agua consiguió llegar al otro extremo, o si fue a dar con sus huesos en las profundidades.
Valla arriba... El primer recluso que intentó escapar fue Joseph Bowers, en 1936. Era un preso que padecía problemas mentales, y tenía asignado un trabajo en el icinerador de basura de la prisión, situado en la cara oeste y próximo a la orilla. En un momento dado, Bowers trepó la valla metálica con la intención de pasar al otro lado, pero fue tiroteado mortalmente por un guardia. El oficial explicó que Bowers había hecho caso omiso a sus órdenes de retroceder. Por el contrario, uno de los presos afirmó que había sido asesinado a sangre fría, ya que trepaba la valla con el fin de alimentar una gaviota...
En el barco de la colada... Uno de los casos de fuga más curiosos fue el de John Gilles en 1945.  Llegó a Alcatraz tras haber cometido diversos robos y ejerció su labor en la lavandería de la prisión, recibiendo y lavando las prendas del ejército. Durante casi diez años fue sustrayendo cuidadosamente diferentes prendas que introducía en un saco de lona y ocultaba bajo la dársena., hasta componer un uniforme completo. El 31 de julio de enfundó el atuendo de sargento técnico (eso sí, bastante arrugado) y se coló furtivamente en la embarcación del Ejército a través de unas escotillas. Descubierto por un oficial en un lugar apartado del barco, Giles intentó disimular tomando notas en un cuaderno y respondiendo que era un reparador de líneas y que estaba comprobando los cables. Fue esposado y devuelto a la prisión...
Por el túnel... En 1962 se produjo una de las evasiones más famosas de la Historia. Sirvió de argumento para el filme Fuga de Alcatraz, protagonizado por Clint Eastwood. Durante unos siete meses, Frank Lee Morris, los hermanos John y Clarence Anglin y Allen Clayton West diseñaron un astuto plan. Frank Morris pidió una suscripción a  la revista Popular Mechanics, de donde se cree que pudo extraer información para fabricar los chalecos salvavidas que se emplearon en la huida. La compleja estrategia comportó también el diseño y fabricación de ingeniosos maniquís que colocaron sobre las literas para simular que dormían.. Como salvavidas utilizaron cincuenta impermeables pertenecientes a otros presos (unos donados y otros robados), ademas hurtaron y escondieron una gran variedad de herramientas para excavar un túnel. La noche del 11 de Junio, Frank Morris y los hermanos Anglin (West no consiguió escapar) alcanzaron la azotea, descendieron hacia la costa y desaparecieron en la noche. Nunca más se volvió a saber de ellos...
A pesar de los repetidos intentos de fuga que se dieron en Alcatraz, el episodio más grave tuvo lugar en 1946, cuando en un motín en toda regla, dos oficiales y tres presos perdieron la vida a consecuencia de los disparos, mientras que once guardas y un prisionero sufrieron heridas graves.
Finalmente, en 1963, la prisión fue clausurada, debido también a los corrosivos efectos del agua de mar y el gran coste de mantenimiento que suponía. Alcatraz fue abierta al público y recibe más de un millón de visitantes al año, que buscan captar la esencia fantasmal de la que fue considerada la prisión más segura del mundo. Pero quienes volvieron para quedarse fueron las aves: la isla acoge en la actualidad una de las colonias de gaviotas más extensas de la costa norte de California...

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