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martes, 8 de octubre de 2013

Los ovni y la Guerra Fría


El fenómeno O.V.N.I. (Objeto Volante No Identificado), también conocido por las siglas en inglés como UFO (Unidentified Flying Object), tuvo su auge de difusión en el periodo coincidente con los años más convulsos de la Guerra Fría. Las bombas nucleares de Nagasaki e Hiroshima, el recuerdo de las V-1 y V-2 (los cohete bomba de Hitler), la paranoia por las pruebas de nuevas armas atómicas que cada bloque realizaba en sus bases militares secretas, llevó a la población mundial a un estado de preocupación por esas amenazas que facilitó el desarrollo de la Ciencia Ficción.

El precedente más sonado (nunca mejor dicho) es la versión radiofónica que en 1938 realizó el por entonces desconocido Orson Welles de la novela escrita a finales del siglo XIX por el precursor del género de ciencia ficción, el británico H.G. Wells. La adaptación de Orson Welles y el Teatro Mercurio para la CBS fue en formato noticiario, haciendo creer a todos los radioyentes que no habían oído la introducción aclaratoria que la caída de varios meteoritos era en realidad la invasión de naves marcianas.



Esta ingeniosa versión en las ondas de una invasión de un enemigo exterior, del espacio, contada por H.G. Wells en su novela, se realizó en el periodo de entreguerras, cuando el ambiente político internacional estaba en su época más tensa en Europa, con la consolidación de los estados totalitarios. Supuso una demostración del cada vez mayor poder de los medios de comunicación de masas.

Los diccionarios de las distintas lenguas debieron adoptar términos como ovni o ufología a partir de 1945, cuando el hombre dominaba ya el espacio aéreo. Sin embargo, la historia de los avistamientos de ovnis se remonta, según los expertos en esta seudo ciencia, a la antigüedad. Ingeniosas interpretaciones de textos de la Biblia, por ejemplo, harían mención a la observación de estos objetos, siempre luminosos y voladores. Ezequiel 1: 5-24.

Las pinturas rupestres de la prehistoria de supuestos objetos voladores tienen una explicación racional. El hombre desde su origen como especie ha observado el firmamento, con curiosidad, temor y respeto. La caída de meteoritos, estrellas fugaces, fenómenos naturales celestes de diferente índole, habrían sido inmortalizadas en estas representaciones humanas. Sin más divagaciones.

Las historias de aviadores de la II Guerra Mundial y en la posguerra que relatan encuentros en el aire con naves extrañas son incontables. Los relatos de “encuentros en la tercera fase” con abducciones individuales o en masa (“Triángulo de las Bermudas”) abundan en la literatura y en los medios de difusión de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Prensa, documentales, películas, informes, investigaciones militares… toda una bibliografía que denota el gran interés que estos fenómenos suscitaban.

Gran cantidad de información y ninguna contrastada científicamente. Fueron los científicos de una nueva ciencia del siglo XX, los sociólogos, los que introdujeron una primera explicación más científica y racional del fenómeno. En las sociedades del bloque soviético el fenómeno ovni era considerado una extravagancia de los “ignorantes” capitalistas.

Aunque tuvo sus seguidores a nivel popular, oficialmente el expediente UFO era visto como una propaganda anticomunista: se trataba de propagar subliminalmente el sentimiento de terror hacia el armamento nuclear y el desarrollo tecnológico del enemigo soviético. La invasión marciana era, en realidad, la “invasión roja”.

Esa explicación sociológica tuvo esa interpretación marxista, que es una teoría contrastada, aunque hay que profundizar. En efecto, la proliferación de datos sobre ovnis tuvo una parte de “guerra psicológica” entre las dos superpotencias; no obstante, las interpretaciones más aceptadas por los analistas son las que hablan de una psicología colectiva afectada por un viejo temor común: el miedo a lo desconocido, a lo que está por descubrir y al desarrollo de las nuevas tecnologías.

Las películas de Super8 caseras que registraban el vuelo de estos objetos dejaron paso a las cintas de vídeo. El género fantástico tuvo en la ciencia ficción un aliado magistral. El cine aprovechó esta temática al máximo. Y aunque no ha sobrevivido en la era de Internet con el mismo esplendor, circulan por la red nuevas versiones de estos encuentros con naves extraterrestres. Todos son creaciones de ficción o imágenes de curiosos fenómenos naturales.

Cuando se considera terminada la Guerra Fría, curiosamente,comienza la disminución de información e interés por el fenómeno ovni. Los años ochenta y noventa del siglo XX significan el final del UFO y de su supuesta credibilidad. Hoy en día varios gobiernos, como el británico, han desclasificado sus informes. Sólo han reafirmado la confusión y ambigüedad de unas investigaciones de lo que en la mayoría de los casos se ha considerado un fraude o un fenómeno natural.

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